Al sur de Santiago se halla uno de los lugares más místicos de la cultura precolombina Inca, un sitio que une el cielo, la tierra y el submundo. Es el Ushnu del Pucará del cerro Chena.
Este Pucará era parte del dominio sur o Collasuyo del imperio Inca. Por años se creyó que marcaba el límite militar. La evidencia e interpretación científica occidental solo lo consideró como un recinto de índole defensivo militar, pero la evidencia posterior indica que no es solo eso.
En el mismo lugar están las ruinas de la construcción más antigua existente en el país. Más de 600 años de historia escondida en la loma de un cerro, muy cerca del kilómetro cero del país.
Un monumento histórico y arqueológico que desde hace años se encuentra abandonado y en constante deterioro.
Las murallas con el paso del tiempo han cedido de su posición vertical. Los grafitis han invadido muchas de las piedras que componen los muros, los turistas furtivos, tal vez ignorando el peso histórico y arqueológico de estos muros y piedras, las sacan para hacer fogatas y brasas para el asado al aire libre.
Quien descubrió y desenterró este Pucará fue el arqueólogo Rubén Stehberg. Lo hizo en 1976 en el marco de su tesis de grado.
“En el sitio había abundante fragmentos de cerámica y cerámica con diseño decorativo que eran del período Tahuantinsuyo. De todas maneras, muy pocos fragmentos de cerámica de las culturas locales. Y había fragmentos de huesos de camélidos, incluso apareció un hachita de cobre y puntas de proyectil”, agrega el arqueólogo.
Stehberg junto al ingeniero Hans Niemayer develó el sitio del que siempre hubo antecedentes de su existencia, pero que por siglos se mantuvo como hallazgo incierto.
El arqueólogo afirma que la principal función del recinto era defensiva. Se hallaron dos muros perimetrales bastante extensos a los cuales se accede a través de estos torreones. Pero también se realizaban en él actividades de tipo ceremonial y de observación astronómica.
Créditos: 24 Horas