La socióloga francesa e investigadora de la UNAB dijo que si bien hubo un voto de castigo al Gobierno en las elecciones, instó a no minimizar su efecto. Además, analizó los alcances del relato de este tipo de colectividades a nivel internacional.
En conversación con la primera edición de Radioanálisis, la socióloga y directora de Investigación de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales de la Universidad Andrés Bello, Stéphanie Alenda, profundizó sobre la situación de la derecha chilena.
Sobre el triunfo del Partido Republicano en la elección de consejeros del pasado domingo, la académica apuntó a la incidencia de diversos elementos derivados de la coyuntura y señaló que “matizaría un poco esta idea de factores estructurales profundos necesariamente sobre este voto, porque estamos hablando de un órgano transitorio, estamos hablando también de una votación muy influenciada por un contexto de múltiples crisis, como crisis de seguridad, crisis económica”.
Asimismo, expresó que “hay en parte un voto de castigo al Gobierno”, debido a que la ciudadanía, a su juicio, no se sintió identificada con su relato, por lo que destacó la importancia de no minimizar su efecto.
De todos modos, planteó que la necesidad de no tomar estos comicios como “un giro radical del electorado hacia posiciones de derecha radical, porque en el fondo estamos en el movimiento pendular, pero lo que uno no puede dejar de ver es que detrás de esto es que siguen operando las grandes transformaciones socioculturales que ha tenido Chile durante los últimos 30 años, no han desaparecido”.
Alenda recalcó que “solamente lo que más importa actualmente son temas de seguridad, estado de derecho, pero no significa que los chilenos brutalmente se hayan vuelto extremos”, por lo que mencionó que, pese a la existencia de un voto de enojo de parte de la población, “no sacaría conclusiones apresuradas sobre un electorado que se ultraderechizó”.
Por otra parte, sostuvo que sobre el fenómeno de Republicanos “hay un obviamente parentesco con otros movimientos o formaciones políticas del mismo tipo en el mundo, hay politólogos que hablan de una ‘nueva ola’ de derechas radicales (…) Y lo que me parece interesante en esta categorización es que toma en cuenta el hecho de que estas derechas juegan el juego de la democracia, hacer que creen en la institucionalidad, que la respetan en muchos casos”, haciendo un paralelo, por ejemplo, con el caso de Francia con Marine Le Pen.
En esa línea, expresó “está esa dimensión que es más, a mi juicio, característico de este tipo de derechas radicales, extremas, que son netamente antidemocráticas y que se parecen más al fascismo, al nazismo”, añadiendo que se sustentan en base a un mismo discurso en materia de migración, seguridad, corrupción y política exterior.
“Van a compartir también una misma agenda de lucha contra el marxismo cultural, vale decir, los avances emancipatorios que se expresan a través de diferentes movimientos, los movimientos feministas, por ejemplo, y ahí hay realmente un patrón global que uno puede ir observando, que también opera en reacción a una ‘recrudecencia’ de estos movimientos emancipatorios, como el ‘wokismo’, que este movimiento que se inicia como una denuncia de la discriminación hacia las minorías y termina abarcando cuestiones de desigualdad social, de género, orientación sexual, etc.”, explicó Alenda.
Es por esta razón que para la académica el Partido Republicano responde a “una derecha ultraconservadora, que reacciona ante este tipo de situación y se conecta con otros tipos de movimientos o formaciones políticas que están en esa línea”.
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Cr{edito: Diario UChile